George Sand
Exaltada o denigrada por sus contemporáneos y por las generaciones que la sucedieron, puede decirse de George Sand que fue "la voz de la mujer en una época en que la mujer callaba", y abogó con su prédica y con su ejemplo por el derecho de la mujer a disponer de su cuerpo y de sus sentimientos. Socialista por naturaleza más que por formación, intervino activamente en el movimiento revolucionario que sacudió a Francia y a Europa en 1848. Fumaba y vestía ropas masculinas, para llamar la atención, por espíritu de cambio o porque le gustaba; romántica y realista a la vez, escribió por vocación y por necesidad algunas novelas notables, otras ilegibles, y dejó el testimonio de sus diarios íntimos y sus cartas, valioso por su autenticidad y su estilo.
Nació en París el Io de julio de 1804, hija del teniente Mauri-ce Dupin, de noble estiipe, y de Antoinette - Sophie - Victoire Delaborde, una bailarina alegre y tempestuosa. La abuela paterna se hizo cargo de la niña en 1808, año en que murió el padre.
Aurore era rebelde, sencilla y valiente; gustaba de cabalgar vestida de levita y pantalón. Rica y hermosa, en busca de respuesta a sus inquietudes, se empapó de las ideas filosóficas de su tiempo, así como de literatura y religión. También tocaba el arpa y el piano, dibujaba, bailaba, escribía versos y prosa y sentía auténtico fervor por las artes. Pero los candidatos que se le ofrecían no eran jóvenes ni apetecibles. El 25 de diciembre de
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1821 muere la abuela y Aurore se traslada a París para vivir junto a una madre resentida que la hostiga y esclaviza.
En la primavera de 1822, en casa de unos amigos de Sophie, conoce a un joven alegre y elegante, hijo natural y heredero del barón Dudevant. Casimir Dudevant era bondadoso, honesto y desinteresado. Se casaron el 10 de septiembre de 1822 y se radicaron en Nohant, la heredad de Aurore. Pronto comenzaron sus desengaños: había anhelado un amor absoluto y casi místico, al que mal podía encarnar ese marido bonachón y algo torpe, que solo se interesaba por la caza, la bebida y la administración de sus bienes. El 30 de junio de 1828 nace el primer hijo: Maurice.
En 1825 Aurore comprende que ese hombre al que se esfuerza por satisfacer no concede valor alguno a sus riquezas interiores. Se siente enferma, pero en realidad solo necesita otra clase de amor. Lo encontró durante unas breves vacaciones en la persona de Aurélien de Séze, joven magistrado de Burdeos. Fue un amor puramente espiritual, alimentado solo por las cartas que intercambiaron durante largo tiempo. A esta relación platónica sucedió otra, más completa, con Stéphane de Grandsag-ne, médico y sabio, "mitad tísico, mitad loco", a quien ella escoltaba de Nohant a París. El 13 de septiembre de 1828 nace una niña, Solange, concebida en París, mientras Casimir se hallaba. en Nohant consolándose con otros amoríos. Aurore y Casimir se acuerdan mutua tolerancia y
libertad, para evitar engaños.
El 30 de julio de 1830 Aurore conoce en un castillo vecino a un joven de diecinueve años, rubio, frágil, tímido y "rizado como un pequeño San Juan", eme estudiaba abogacía en París. Confía sus hijos a un preceptor y se marcha con aquel iniciando una vida de deliciosa bohemia. Jules Sandeau y Aurore Dupin comparten gustos e inclinaciones. Ella consigue colaborar en un periódico satírico, Le Fígaro, y arrastra en la empresa a Sandeau, cuyo apellido corta convirtiéndolo en Sand para firmar sus trabajos literarios. Nacía así George Sand. Publica Indiana, su primera novela, con éxito rotundo, y los editores le ofrecen un adelanto por otra novela, Va-lentine, ya comenzada. Sandeau se siente disminuido en el plano lisico y en el creador, mientras que George Sand, por su parte, ha comenzado a cansarse de ese joven perezoso y débil. La pareja se deshace a comienzos de 1833 y él se marcha a Italia con fe] corazón destrozado. Ella vuelca en Lélia la causa de sus fracasos: el amor sentido "como una delirante avidez que ningún abrazo puede saciar" lín la primavera de 1833 cono-■ i un poeta de veintitrés años, tan bello corno licencioso, entrenado al champán, al opio y a las l mujeres de vida fácil, pero un príncipe por su talento, que brillaba en el París mundano. Al-li«'<l de Musset empezó dividiéndola con su ingenio burlón, para luego enternecerla confesándole que la ama "como un i i uo". Termina por instalarse en departamento de ella. Bebe,
inventa locuras y farsas, hace retratos y caricaturas, pero una noche tiene visiones que alarman a la saludable escritora. En diciembre viajan a Venecia y empieza cada uno a ver los defectos del otro. Sin embargo, de regreso en París unos meses después "los amantes inmortales", Sand y Musset, vuelven a soldar sus románticas cadenas, pero los vaivenes de los celos, las rupturas y las reconciliaciones, tienen algo de agonía.
El 6 de marzo de 1835 Sand escapa definitivamente de ese infierno. Afirma que ha terminado con todos los tipos de amor: "el tierno y durable, el ciego y violento". No obstante, vuelve a experimentar este último en la persona del abogado Michel de Bourges un activo republicano con quien mantuvo una tempestuosa relación que concluyó dos años después. George Sand buscó consuelo escribiendo una de sus mejores novelas, Les Maitres Mosaistes, escrita
en dos meses.
Hacía tiempo que una figura
masculina rondaba su espíritu; un genio sensible y delicado, rebosante de espiritualidad: el músico polaco Federico Cho-pin. Se habían conocido en una velada musical donde el compositor comentó: "¡Qué antipática esa Sand! ¿Es verdaderamente una mujer? Lo dudo." Ella decidió demostrárselo. La amistad común de Liszty su amante, Mane d'Agoult, facilita sus propósitos, y va a buscarlo a París en octubre de 1837. El había roto con Constancia Gladowska, su novia polaca y no rechazaría un amor protector y recatado, propio de su naturaleza exquisita.
31La alarmante tos del pianista los impulsa a cambiar de clima y se trasladan a Palma de Mallorca con los dos hijos de ella. Alquilan una casa inadecuada donde recrudece la dolencia de Chopin. Se mudan entonces a un convento en ruinas. El músico languidece, empeora y se siente perseguido por las sombras. Lo que Sand denomina su "catarro" es tuberculosis de la laringe. Se embarcan para Marsella, donde Chopin ya casi no tose "y vuelve a estar alegre como un jilguero cuando no sopla el mistral"
El 19 de junio de 1839 George Sand y "sus tres hijos" llegan de regreso a Nohant. Comienza una nueva etapa en la vida de la escritora: la fragilidad de su amante impone serenidad. En Nohant se trabaja pero Chopin desea volver a sus discípulos; también George Sand quiere vivir en París para hacer economías. Se instalan en un palacete frente a la Place d'Orléans y los veranos se trasladan a Nohant. Pasan varios años de cuidados solícitos por parte de ella, y de intensa labor creadora por parte de Chopin, hasta que con una carta digna y amarga dirigida a Chopin, en 1847 George Sand sella la separación que marca asimismo el final de su vida amorosa.
Le quedan aún muchos años vitales, en los que escribe, entre otras, su mejor novela, Consuelo, y sigue redactando sus diarios íntimos y los densos volúmenes en que vuelca la historia de su vida. En 1848, después de la caída del "rey burgués", Luis Felipe, se convierte en la musa republicana y brega por la instauración de un gobierno más li-
beral. Se declara socialista, pero el triunfo de los moderados en la Asamblea termina con su idealista intervención en la política francesa.
El 17 de octubre de 1849, muere Chopin. Ella sigue escribiendo sus veinte páginas reglamentarias cada noche. Tenía en Nohant su refugio permanente, animado por los jóvenes artistas a quienes protegía, por los allegados que se cobijaban bajo sus alas, por las representaciones teatrales que se organizaban en el teatro que había hecho construir en su castillo. Compone ahí las piezas teatrales, teje, borda tapices, recibe a los visitantes ilustres y ejerce su magnetismo fascinante sobre todos quienes la rodean. La pasión ha madurado en bondad, y el capricho, en sensatez. Se perdona a sí misma sus errores y los juzga con ojos tolerantes de anciana matrona. Agrega prefacios inéditos a sus tumultuosas novelas diluyendo o compensando con conceptos equilibrados y tibios sus antiguas audacias, donde otrora había inmortalizado a sus amantes. Uno de los más brillantes, Mus-set, muere en Í857. Más le duelen las muertes de sus nietos Niní -hija de Solange, con quien se ha reconciliado hace ya tiempo- y Marc-Antoine, hijo de Maurice, en 1865. En 1870 y 1871 presencia la caída del Segundo Imperio y la Comuna, sin reconocerse en los comuneros como vieja socialista del 48. Ya solo la esperan las sombras y recuerdos de su vida tempestuosa y de los 106 nutridos tomos de sus obras completas cuando fallece en Nohant el 8 de junio de 1876.
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